La Orquesta Filarmónica de Málaga ha vuelto a demostrar que no hace falta ser un experto en música para dejarse tocar el alma por una sinfonía bien interpretada. El pasado viernes 4 de abril, la Sala Fundación Unicaja María Cristina acogió un concierto íntegramente dedicado al gran compositor romántico Robert Schumann, con la dirección del maestro Carlos Domínguez-Nieto y la participación de la violonchelista Grace Ho como solista. Una velada que combinó fuerza, delicadeza y profundidad emocional, y que quedará en la memoria de quienes tuvieron la suerte de vivirla en directo.

Desde los primeros compases de la Obertura de Manfred, la orquesta dibujó un paisaje dramático y vibrante. Esta pieza, inspirada en un personaje torturado y lleno de contradicciones, fue interpretada con intensidad, capturando esa mezcla de oscuridad y belleza que tanto caracteriza a Schumann. La dirección de Domínguez-Nieto, precisa y apasionada, llevó al público por los rincones más intensos de esta música cargada de sentimientos.

El segundo momento destacado de la noche llegó con el Concierto para violonchelo y orquesta, una de las obras más emotivas del repertorio romántico. La solista Grace Ho, con una presencia serena y una técnica impecable, supo conectar con el público desde el primer momento. Su interpretación fue delicada, íntima, casi como una conversación al oído. El violonchelo, en sus manos, parecía hablar directamente al corazón, y el acompañamiento de la OFM no hizo más que resaltar esa cercanía y emoción.

Pero aún quedaba más. La Sinfonía n.º 2 cerró el programa con una energía arrolladora. Esta obra, que Schumann compuso en uno de los momentos más difíciles de su vida, es un canto a la esperanza y a la superación personal. La orquesta, bajo la batuta segura de Domínguez-Nieto, supo dar vida a cada pasaje con una claridad admirable. El resultado fue una interpretación llena de luz, que culminó en una ovación calurosa y merecida por parte del público.

Este segundo concierto del nuevo ciclo en la Sala María Cristina confirma que la apuesta de la OFM por acercarse a nuevos espacios y públicos está dando sus frutos. Fue una noche para sentir y para dejarse llevar por la belleza de la música que provoca grandes emociones.

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